Una de cal y otra de arena

El segundo partido de los Míticos no fue para tirar cohetes, ni mucho menos. Tampoco  para destacar a ningún a jugador por encima del resto, ya que el partido en líneas generales fue bastante flojo. Pero quizás si que hubo un jugador que destacará por encima del resto, pero no por sus regates, ni por sus carreras ni desmarques por la banda, sino por todo lo contrario. Porque ¡Vaya día! de David López Ledo, más conocido como Davile. Vimos a un desconocido Davile, desorientado, perdido. Nada que ver que a lo que conocemos de nuestra  zurdita del equipo, (que en este partido quizás hubiese confundido la bota izquierda por la derecha) porque no fue capaz de controlar un balón de manera decente. Quizás desplegará su mejor juego la noche anterior, en la noche madrileña, donde también son más que conocidos sus kilómetros en las pistas de baile. Y puede que ese fuera el motivo de su flojo partido. Pero a pesar de ello todos conocemos a esa zurdita que nos dará, sin duda, mayores alegrías en los siguientes partidos.

En la otra cara de la moneda, por hacer méritos a uno de nuestros jugadores, está Rubén. Nuestro pichichi, nuestro killer. Que en dos encuentros se ha marcado dos hat-tricks, lo que le convierte en el máximo goleador no sólo del equipo, sino del grupo. Potencia, velocidad y cambio de ritmo, estas son sus tres mejores armas y que hacen que sea un delantero correoso y difícil de parar por parte de las defensas rivales, que no pueden hacer más que mirar y aplaudir. En este último encuentro nos pegó un pequeño susto; tras marcar su primer gol (un latigazo imparable) notó molestias y se acercó al banco para ser sustituido. Pero quedó en eso, en un susto. Su hambre de gol le hizo volver al terreno de juego y marcar dos goles más que le colocan en lo alto de la tabla de goleadores. Sabemos de sobra de la importancia de nuestro goleador y sabemos que continuará dándonos alegrías en forma de gol.